Lo que ha ocurrido con "Agroisleña", ahora denominada "Agropatria", basta para aseverar que este país cayó en manos de una marabunta que se propone no dejar piedra sobre piedra. De la poderosa "Agroisleña", que producía, importaba, financiaba producción, prestaba asistencia técnica a miles de agricultores, no queda nada.
El saqueo comenzó desde el instante mismo en que fue estatizada. Sus vehículos se los repartieron los "interventores", maquinarias y repuestos fueron vendidos o más bien regalados a compañeritos del proceso. Aquello fue una piñata. Hoy la empresa no produce sino que importa y sus trabajadores, como denuncia uno de ellos, "sólo cumplen horario", porque no tienen nada que hacer. Esta es, pues, la "patriótica nacionalización" de una empresa, que se asemeja a casi todas las realizadas.
Toda Guayana está a punto de transformarse en un cementerio de empresas fallidas. Sidor está en la lona. Las briqueteras están paralizadas y sus trabajadores cobran sin trabajar. Cerámicas Carabobo está paralizada. Tavsa, que fabrica tubos para Pdvsa, apenas cayó en manos del Gobierno cerró.
La mina de hierro en Cerro Bolívar ya casi se ha quedado sin los enormes camiones que transportan el mineral y la producción no cesa de descender y en Los Pijiguaos la extracción de bauxita ha caído tanto que ahora la importamos. Y apenas salga este gobierno se verá el crimen que se ha cometido contra Pdvsa. Y todavía hay gente que cree que aquí se está construyendo el futuro.
Afortunadamente, cada vez son menos
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