La evaluación de proyectos y la asignación de prioridades
Venezuela fue un país que se había adelantado, con México, en el campo de la evaluación de inversiones y en el establecimiento de las prioridades para su fomento.
La primera iniciativa (1957) surgió en el Ministerio de Fomento, con la asistencia técnica del Dr. Alfred Klein, un experto de Naciones Unidas en el campo de la productividad industrial. El apoyo de Klein fue básico, pues el se dedicó a calificar al personal de la Dirección de Industrias del Ministerio para que con su asistencia se realizarán los estudios de las ramas industriales, de manera que ello sirviera como elemento básico para poder evaluar los proyectos que surgiera durante el período clave de sustitución de importaciones.
La segunda iniciativa (1961) surge con la colaboración del economista chileno Max Nolff, quien reune a un grupo de funcionarios públicos de manera que con el apoyo de Cordiplan y del Cendes, se establecieran los criterios básicos para ordenar las inversiones y darle prioridad aquellas iniciativas que fuesen rentable desde dos puntos de vista, el privado y el nacional.
La tercera iniciativa (1963) surgió del economista venezolano Alfredo Ascanio, quien había trabajado tanto con Klein como con Nolff, y que además se había preparado en estos asuntos en la Oficina de Productividad Industrial del Banco de México. Ascanio sugiere la implantación de la metodología durante su estadía en El Salvador, Centro América, con la colaboración del Instituto Salvadoreño de Fomento Industrial (INSAFI), durante la gestión del Licenciado Ramón de Clairmont Dueñas, acompañado del doctor Javier Angel Jefe del Departamento Técnico.
En seguida aparece un resumen de estos esfuerzos técnicos, que se adelantaron a su época.
El Análisis Factorial: una herramienta para la evaluación de inversiones
La herramienta de análisis denominada Análisis Factorial surgió del economista austriaco Alfred Klein cuando asesoraba al Banco de México en este campo con la colaboración de la Oficina de Productividad Industrial y del asesor Sánchez Sarto. El Análisis Factorial se transforma en una metodología sugerente y por ello el Banco de México publica dos libros sobre esta herramienta de trabajo, el primero titulado La Productividad como criterio de Inversión: guía para la evaluación de proyectos industriales, Banco de México, S.A., Dpto. de Investigaciones Industriales, 1961.; y el segundo Análisis Factorial de los autores A.W. Klein y N. Grabinsky.
La base del análisis factorial consistía en que existe un criterio que permite asignar prelaciones a los proyectos de inversión: la productividad marginal del recurso más escaso, es decir el aumento que se obtiene en el producto, como consecuencia de la adición de una cantidad determinada del factor más insuficiente de la producción, como lo puede ser por ejemplo el capital a invertir.
Este concepto es claro a nivel de las inversiones privadas, pero igualmente lo es si se considera la productividad social marginal, es decir la contribución neta total de la inversión prevista en los proyectos al PIB, añadiéndose otros beneficios como el empleo, la distribución del ingreso y los efectos en la balanza de pagos.
El Análisis Factorial es un método de trabajo sistemático para el estudio de ramas industriales o de servicios y en base a diez (10) factores básicos como son: la influencia del entorno o del medio ambiente, las políticas, los productos y procesos, el financiamiento, los medios de producción, la mano de obra, los suministros o insumos, la actividad productora, el mercadeo y finalmente la contabilidad y la estadística.
La Productividad como criterio de Inversión consiste en evaluar los proyectos según sus efectos más significativos en la economía de un país (máximo beneficio económico-social). Los proyectos por o general se evalúan desde el punto de vista del empresario inversionista (enfoque microeconómico), pero también es importante realizar una evaluación macroeconómica, vale decir desde el punto de vista social.
La evaluación según Cordiplan y Cendes
Este esquema de evaluación servía para establecer prioridades según criterios nacionales relacionados con las inversiones industriales o de servicios. La necesidad de optar entre una serie de alternativas de inversión, implicaba asignar determinados recursos escasos a diferentes usos de modo tal que se pudiese obtener los mejores resultados posibles.
Por una parte y según el punto de vista de inversionista privada era básico lograr la rentabilidad del capital propio invertido; pero desde el punto de vista del país como un todo era útil maximizar el valor de una o más variables vinculadas directamente con el nivel de bienestar, que como se sabe está en función de los ingresos y de su distribución.
La selección de alternativas siguiendo los criterios de la inversión privada conduciría a los mismos resultados que la selección privada a nivel social, sólo si el sistema de precios representara el verdadero costo económico en que se incurre al asignar un factor a un u so determinado; pero ello sólo se daría si existiese mercado de concurrencia plena, ocupación plena, perfecta movilidad de los factores productivos y perfecto conocimiento de las técnicas de producción. Tales condiciones no se dan ni siquiera en forma aproximada en las economías en desarrollo y menos aún en las que están en vías de desarrollo.
La evaluación supone entonces considerar el valor temporal del dinero, los problemas de los precios tanto el costo de oportunidad del dinero invertido en le caso de la evaluación privada como el asunto de los precios de cuenta en el caso de la evaluación social.
El criterio del costo de oportunidad entendido como el valor que un factor deja de producir en la actividad a la cual actualmente está asignado, al ser desplazado de esa actividad hacia otro proyecto. Esta forma de aplicar precios se puede utilizar especialmente para el factor mano de obra, pues para el capital se utilizaría la tasa de interés vigente en el mercado libre de capitales (o la tasa de equilibrio y de menor riesgo); y para las divisas, el tipo de cambio de paridad o un promedio ponderado de los tipos vigentes, pero corregido por un promedio ponderado de las tasas aduaneras. El precio de cálculo del factor tierra o suelo será en todo caso igual a cero.
El otro problema en cuanto a la evaluación social son los efectos indirectos de la inversión, bien sea hacia las empresas que proporcionan los insumos como hacia las empresas distributivas, siempre que esas empresas cuenten con capacidad instalada suficiente para satisfacer a la nueva inversión; e incluso se pueden igualmente considerar los efectos inducidos.
La rentabilidad de la inversión privada es la tasa de interés que permite actualizar la serie de ingresos netos anuales, de modo tal que iguale a la inversión inicial, o sea la Tasa Interna de Retorno del proyecto (TIR).
En cuanto a la evaluación social se presentan una serie de coeficientes parciales de evaluación y que podrían medir la productividad de los factores y quizá la relación beneficio / costo que mediría la productividad de un complejo de insumos utilizados en el proyecto. Los coeficientes parciales también se podrían ponderar según la importancia que se le atribuya al proyecto de inversión según su naturaleza.
Los criterios de inversión aplicados en el INSAFI
Los factores que se evaluaban desde el punto de vista social, en el Instituto Salvadoreño de Fomento Industrial fueron los siguientes:
➢ Mercado
➢ Efectos hacia atrás
➢ Utilización de nuevos recursos
➢ Mano de obra
➢ Ahorro de divisas a Centro América
➢ Ahorro de divisas a El Salvador
➢ Generación de divisas a Centro América
➢ Generación de Divisas a El Salvador
➢ Protección arancelaria solicitada
➢ Generación de nuevas empresas
➢ Productos que generen riqueza social
➢ Valor agregado significativo
➢ Inversión por persona ocupada
➢ Distribución de ingresos
➢ Descentralización
➢ Participación del capital nacional
➢ Diversificación de la propiedad industrial
Estos criterios que fueron luego cuantificados en tablas de doble entrada, respondían a un concepto central, vale decir considerar la economía de un país con sus recursos humanos y materiales como una gran “planta industrial” , las empresas individuales como sus “departamentos” de esa gran planta nacional y los proyectos de inversión como nuevas sugerencias o intentos para crear nuevos “ departamentos” .
Entonces, el objetivo de la evaluación de proyectos era estudiar: cómo la idea de un nuevo “departamento” (de un proyecto) encajaba en la gran planta ya existente (la economía del país) y cómo contribuiría a elevar la productividad por la mejor utilización de los recursos disponibles, tomando debidamente en cuenta los efectos sobre el empleo, la distribución del ingreso y el efecto sobre la balanza de pagos.
2 comentarios:
Hola, como se podría conseguir los libros de Alfred Klein?
Juan los libros están agotados tanto en México como en Venezuela. Pero si vives en Venezuela puedes esperar que la Universidad Simón Bolívar publique, durante las primeras semanas de octubre,en su revista ARGOS, un artículo que yo escribí donde explico en forma detallada esa metodología de evaluación del Dr. Alfred Klein.
Si me mandas tu e-mail, por esta vía, yo te puedo enviar la versión que tengo digitalizada en Word. Saludos A. Ascanio
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